LA DEL 24 FUE LA REVOLUCIÓN MÁS SANGRIENTA Y BÁRBARA

Cuentan que por el Cerro de Hula había tantos cadáveres que desde lejos se veía el vuelo de los zopilotes. En Honduras acababa de estallar una nueva revolución y nadie estaba dispuesto a ceder. El excanciller y actual presidente magistrado del Tribunal de Justicia Electoral, Ernesto Paz Aguilar, cuenta cómo fueron aquellos días en su libro Elecciones y Revoluciones en Honduras. Aunque la obra abarca desde la reforma liberal hasta 2001, la llamada “revolución reivindicadora de 1924” es uno de los mejores capítulos. El libro ha sido editado por Colección Erandique.

—Doctor Paz, hablemos de la Revolución del 24.

—Fue, sin duda, la guerra civil más sangrienta y bárbara en la historia de Honduras. Ninguno de los tres candidatos (Carías Andino, Policarpo Bonilla y Juan Ángel Arias), alcanzó en las elecciones de 1923 la mayoría absoluta y los diputados no se pusieron de acuerdo para nombrar al presidente… Rafael López Gutiérrez quiso aprovechar la coyuntura para prolongar su mandato, pero murió.

—Y así se rompió el orden constitucional…

—Sí. La guerra comenzó el 30 de enero de 1924. Carías Andino se alzó en armas y salió de Tegucigalpa rumbo a San Juancito, donde estaba la sede la Rosario Mining Company. Por su parte, Gregorio Ferrera se tomó La Esperanza y Marcala, mientras que Gracias, Lempira, cayó en manos del general Vicente Tosta. Honduras se teñiría de sangre durante tres meses.

—Una “matancina”, como decimos los hondureños, ¿verdad, doctor?

—Aquello fue tremendo. En mi libro cuento que “Desde las dos de la tarde, hora en que cesó el fuego, desde la línea del río Guacerique, han estado entrando muertos y heridos por carretadas. A las primeros se les quema, porque no hay tiempo ni gente para sepultarlos.

—¿Qué ocurría con los heridos?

—Se les llevaba al hospital para que acabaran allí sus vidas, porque no había medicamentos para curarlos.

—Intervenido Estados Unidos, los marines invadieron Honduras, terminó la guerra… ¿Cuál fue el saldo?

—Imposible calcularlo hasta dónde llegó aquello locura. En 1924, Tegucigalpa se convirtió en la primera ciudad del continente en ser bombardeada. Fue una orgía de sangre. Se llegó a la locura de comprarles gases venenosos a los alemanes, algo que, afortunadamente, nunca llegaron a usar. Cuando los hombres desatan la guerra pierden su condición humana.